1. Corta el tiempo de estudio en trocitos
Investigaciones sobre los procesos atencionales y el rendimiento de estudio muestran que es mejor controlar los ratos que le dedicamos al estudio poniendo un límite de tiempo más bien bajo para cada sesión. Lo ideal es hacer que los ratos de estudio no superen los 30 minutos, ya que mostramos bastante más facilidad para asimilar información que nos llega en ráfagas cortas y repetidas que en una sola que sea larga y tediosa.
De lo que se trata es de mantener el cerebro al 100% en cada momento (por cierto, mantener el sueño a raya es sagrado, y para eso nada como dormir bien).
2. Crea una rutina de estudio
Proponerse un horario de estudio y seguirlo no sirve sólo para ofrecer una imagen de madurez y pulcritud, ya que tiene efectos notables sobre el rendimiento de estudio. Abordar el aprendizaje de manera desorganizada es una manera de terminar estudiando a altas horas de la noche, cuando el sueño y el cansancio hacen mella en nuestra capacidad de concentrarnos. Además, acostumbrarnos a un horario hará más fácil que no nos saltemos los ratos de estudio y nos permitirá dedicarles el tiempo que se merecen.
En ese sentido, el mismo que funciona para los ejercicios de gimnasio funciona también para memorizar y asimilar información. ¡No lo dejes todo para mañana!
3. Crea notas-resumen en hojas individuales
No confíes demasiado en la técnica de subrayar textos. El hecho de subrayar no ayuda a memorizar el texto si no se repasa varias veces, y de todos modos ceñirse a la memorización de las frases que tienen una línea debajo nos mantiene anclados a la manera en la que la información queda distribuida en el texto original.
En cambio, hacer esquemas y pequeños resúmenes en trozos de papel nos obliga a reformular la información que hemos leído y, además, hace más fácil crear combinaciones de notas que son distintas a las del texto pero que nos ayudan a entender mejor lo que leemos, ya que podemos juntar o separar los trozos de papel del modo que queramos para asimilar la información en el orden deseado.
4. Mantén alejadas las distracciones
Puede parecer evidente, pero nunca está de más recordarlo porque estas distracciones pueden adoptar las formas más insospechadas y es bueno identificarlas.
5. Prepara tu material de estudio antes que nada
Tener preparado todo lo que necesitas hará que no te levantes para ir a buscar cosas y, por lo tanto te distraigas. Además, asociar este conjunto de objetos al estudio hará que, cada vez que lo veas, entres en la dinámica de estudiar con facilidad… ¡aunque no sabrás explicar exactamente por qué te ocurre!
Por tanto, préstale atención a la organización de los libros y herramientas que necesites antes de sentarte a hincar los codos. Si lo tienes todo perfectamente organizado, será más fácil que logres tener todos los recursos a mano y puedas ser más eficiente durante tus horas de estudio.
6. Practica constantemente
Si tienes la posibilidad, evalúate con exámenes o cuestionarios acerca del tema que estudias. Esto puede parecer una pérdida de tiempo si crees que el tiempo bien invertido sólo puede ser dedicado a «empaparse» de la información a estudiar, pero no lo es en absoluto, ya que te ayudará a detectar fallos y además te servirá para medir tu progreso y, por lo tanto, a mantener alta la motivación, lo cual también repercutirá positivamente en tu rendimiento.