Natación. Entendido como uno de los deportes más completos de todos, ya que se ejercitan todos los músculos del cuerpo, aumenta la flexibilidad y corrige los problemas posturales, siempre y cuando se realice correctamente. Además, el entorno acuático y cálido del agua relaja tanto el cuerpo como la mente, disminuyendo considerablemente la ansiedad y el estrés. Además, su alto nivel de complejidad técnica fomenta el espíritu de superación entre los alumnos
– Baloncesto. Al ser un deporte que se puede practicar tanto al aire libre como en pista cubierta, permite disfrutar de él los 365 días del año sin importar la estación. En cuanto a sus beneficios, el baloncesto mejora la concentración y desarrolla de forma notable la agilidad, la coordinación y los reflejos. Asimismo, los valores del respeto y la tolerancia están presentes en este deporte de equipo que fomenta el espíritu de cooperación y el trabajo en equipo entre los alumnos.
– Judo. Este arte marcial milenario procedente de Japón significa ‘camino de flexibilidad’ y es una de las disciplinas de combate más extendidas a nivel mundial. Sus principios de defensa y autocontrol favorecen la capacidad de toma de decisiones, por no olvidar que permite una educación física integral, mejorando de la coordinación, el equilibrio y la rapidez de reacción antes cualquier estímulo físico ajeno.
– Waterpolo. El waterpolo es la solución perfecta si a nuestros hijos la natación les parece aburrida y prefieren los deportes de equipo. Creado en 1870 en Inglaterra como una versión acuática del fútbol, mejora la residencia cardiopulmonar, estimula la circulación sanguínea, mantiene la presión arterial estable y disminuye las probabilidades de sufrir enfermedades del corazón. Además, fomenta el desarrollo de habilidades físicas y psíquicas ya que requiere una buena conducción de la pelota y una gran destreza mental por la complicación añadida que supone jugar en el agua.
– Fútbol. El deporte rey por excelencia y popularidad desarrolla la capacidad de atención, la capacidad lógica al pensar en la mejor jugada posible y la visión periférica, los niños aprenden a observar y analizar lo que ocurre a su alrededor. A los beneficios del fútbol hay que añadir el compañerismo, en el plano psicológico, y el aumento de la resistencia aeróbica, la velocidad y la potencia muscular de las piernas así como la densidad ósea en el fémur, en el plano físico.
– Escalada. La escalada deportiva tiene un alto poder pedagógico ya que ayuda a superar los miedos y desarrolla un espíritu de compañerismo y responsabilidad sin igual debido a la constante toma de decisiones, favoreciendo así al proceso cognitivo de niños y jóvenes. A nivel físico, mejora la coordinación, la flexibilidad y el equilibrio, sin contar con la fuerza en piernas y brazos.
– Ajedrez. El ajedrez es también una disciplina que aunque se asocia a la vida sedentaria tiene múltiples beneficios. El niño que practica el ajedrez desarrolla una capacidad crítica, una visión estratégica y una agilidad mental sin parangón. Ayuda a ejercitar la memoria, ya que el aprendizaje se realiza a través de la repetición de movimientos, y potencia el pensamiento empático al considerar los posibles movimientos del contrincante.