- Artes marciales: judo o kárate. Favorecen la coordinación de movimientos. Son actividades progresivas que se adaptan fácilmente a cada niño, por lo que se pueden empezar muy temprano, alrededor de los cuatro años
- Natación. Es el deporte por excelencia, mejora la coordinación y la resistencia y, además, es muy aconsejable para corregir problemas posturales como la escoliosis. Otra ventaja es que puede iniciarse desde bebé.
- Ciclismo. El niño comenzará a pedalear y mostrar un poco de equilibrio en torno a los 3 años y podrás ir enseñándole a montar en bici. Hacia los cinco años, se desprenderá de las rueditas, un momento perfecto para aficionarle a los largos paseos. El ciclismo es un deporte estupendo para compartir en familia.
- Tenis o paddle. Proporciona resistencia y potencia, a la vez que favorece la coordinación visomanual. Es un deporte técnicamente exigente que puede iniciarse entre los 4 y los 6 años, dependiendo del desarrollo psicomotor del niño pero siempre en pequeños grupos y con un monitor especializado.
- Deportes de equipo. El fútbol, el baloncesto o el balonmano, entre otros, además de trabajar la forma física, la habilidad motora y la coordinación, le sirven al niño para relacionarse y aprender a cooperar con el grupo desarrollando estrategias de juego. Son muy aconsejables para cualquier niño, muy en especial para los hijos únicos o los que no tienen hermanos de su edad. El niño sacará ventajas de estos deportes en torno a los 7 años.